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La vida es un segundo, pero a veces ese segundo dura una eternidad, marcado en nuestros recuerdos para el resto de nuestras vidas.

Sobreviví a un accidente de tráfico a los veinticinco años de edad. Luego de una recuperación que tardó alrededor de ocho meses, pude continuar desempeñando mi labor y seguir viviendo las experiencias de vida que aguardaban en el camino, ejerciendo mi profesión con pasión y deseo por mantener la vida.

 

Antes de tal suceso, me gustaba el tópico de las vidas pasadas y la muerte. Luego de vivir tal experiencia, dicha situación me generó mas interés por lo que ocurrió ese día de Octubre, así como las experiencias cercanas a la muerte y el deseo de superación ante la adversidad.​

 

Especial agradecimiento a quienes me socorrieron el día del accidente: El Dr. Mauricio Zuluaga y la Dra. Adriana Muriel, médicos y esposos, quienes coincidencialmente circulaban por aquella carretera —ángeles del camino les llamó mi madre—,  quienes de forma altruísta ayudaron a este desconocido a continuar con vida.

 

Diariamente tengo la oportunidad de conocer seres humanos quienes enfrentan el reto de convivir con sus limitaciones, salir triunfantes o enfrentarse a la muerte.

 

A veces debo tomar decisiones que puede cambiarles sólo un día, pero en ocasiones toda su vida.

 

He sido paciente también y al igual que ellos y muchos de ustedes, he enfrentado la muerte y la enfermedad,  propia o de seres queridos, amigos o pacientes, brindándome la oportunidad de aprender de cada circunstancia en búsqueda de oportunidad en medio del caos.​

 

NACER, RENACER, SOBREVIVIR Y VIVIR

Muchos se enfrentan al fin y no tienen tiempo para el adiós, otros tenemos tiempo para pensar y dar sentido a nuestra vida cuando nos enfrentamos al final, o nos hemos enfrentado a él.

Dra. Adriana Muriel              Dr. Mauricio Zuluaga 

Imágenes del accidente - 25 octubre de 2003

Imagen de mis fracturas cervicales y fractura de férmur

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